Planos arrugados, actas de reunión extraviadas, modificaciones verbales sin rastro: el 30% del tiempo del jefe de obra se pierde buscando documentos. Entre los emails de las oficinas técnicas, las fotos de WhatsApp y las carpetas en la caseta, es imposible encontrar rápidamente la última versión de un plano o una validación del cliente de hace 3 semanas.
Hacer malabares con 5 a 15 gremios diferentes cada semana crea conflictos de planificación permanentes. Un electricista que llega antes de que estén levantadas las paredes, un fontanero ausente el día de la losa, materiales entregados pero nadie para recibirlos: estas desincronizaciones generan retrasos y sobrecostes que pueden alcanzar el 15-20% del presupuesto inicial.
Defectos descubiertos, reservas de clientes, puntos de seguridad a corregir: sin un sistema centralizado, estos elementos críticos se anotan en libretas, fotos perdidas en un teléfono o simplemente olvidados. Resultado: recepciones de obra tensas, litigios con clientes y repasos costosos descubiertos demasiado tarde para ser corregidos eficazmente.
Después de 10 horas en terreno, el jefe de obra debe pasar todavía 1 a 2 horas redactando partes diarios, actualizando plannings en Excel y respondiendo emails de oficina. Esta doble jornada agotadora genera reportes mal hechos e incompletos, o un agotamiento profesional con información que llega con varios días de retraso a la dirección.
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